La Responsabilidad Social Corporativa se centra en la idea de que las empresas deben alinear a sus objetivos económicos unos objetivos humanos, sociales, culturales y medioambientales. Uno de los principios de la RSC es que las empresas deben cuidar a las personas involucradas en ellas, lo que llamamos los grupos de interés: clientes, plantilla, sindicatos, proveedores, accionistas….
Lo que me sorprende de la RSC es que se tenga que hacer énfasis en el hecho de que las empresas deben cuidar a sus grupos de interés. Parece lógico que cualquier empresa se esfuerce en que las personas que de alguna forma están involucradas en ellas se sientan atendidas, cuidadas y satisfechas, especialmente grupos de interés como los clientes y la plantilla, es decir el oxígeno yla sangre de las organizaciones.
Entiendo que haya que debatir sobre el papel que las empresas tienen en su entorno ya que, en principio, el papel de las empresas ha sido el de generar beneficio a través del trabajo de las personas. Una vez que este objetivo se consigue, la propia evolución natural de las empresas, como organismos biológicos, va más allá y sale fuera de sus límites para fundirse con el entorno social y ambiental que las rodea….y ahí sí veo que se pueda generar un debate…pero que sea necesario tanto énfasis en la importancia de cuidar los grupos de interés da a entender que las carencias a este respecto son grandes. Demasiado grandes para el siglo XXI.
Sin duda este aspecto humano que forma parte de la RSC es vital para que las empresas además de pensar también sientan, que es el titular en el que se comprime la idea en la que se basa este blog. En mi corta experiencia profesional y empresarial he visto suficiente como para comprobar que por desgracia muchas empresas no alinean sus objetivos económicos con los humanos.
He sido testigo de trabajadores sin contratos durante años, también he visto mujeres puestas en la calle durante su baja maternal o trabajadores cuyo contrato termina justo antes de navidad y se renueva el primer día a la vuelta de las vacaciones y, por supuesto, mucho sueldo bajo cuerda... y muchas más situaciones difíciles de comprender cuando tenemos en cuenta que estos trabajadores son parte vital de las empresas. Son ejemplos tan numerosos que para las personas que los sufren o los hemos sufrido y para la economía tienen dimensiones que marcan de alguna forma tu carrera profesional y la marcha del país ya que no solo no son condiciones humanamente confortables sino que además muchas veces se encuentran fuera del marco legal lo cual las tiñe de un tono gris oscuro.
Por otro lado tenemos otras muchas carencias que, aunque dentro del marco legal, dejan mucho que desear. Aquí podemos incluir la falta de oportunidades de formación para los trabajadores, el secretismo y la incomunicación, la falta de empatía, el desinterés por los empleados a nivel profesional y personal, el desinterés por su bienestar, la pasividad ante la desmotivación, la baja calidad de la supervisión, la inexistencia de un camino a seguir, la ausencia de estímulos creativos, el castigo al error, la primacía del interés particular por encima del interés general…por nombrar algunos. Esta parte humana de las empresas es sin duda la que más debe crecer y para ello sería interesante conocer mejor a las personas, no solo a nivel profesional sino a nivel orgánico y emocional también: cómo se sienten, por qué se comportan como se comportan, qué les motiva, qué les desmotiva, qué deseos e inquietudes tienen, qué piensan…y es que los pensamientos son la raíz de los sentimientos y estos a su vez son la antesala de las palabras que se convierten en acciones que a su vez formarán tu forma de ser. Y tu forma de ser marcará tu destino.
Si llegamos a saber qué piensan las personas de nuestro alrededor, llegaremos al infinito.
Este lado humano de las personas, en contraste con el aspecto racional, es lo que se conoce como inteligencia emocional y que tanto se ha ignorado. Expertos dicen que lo que consideramos cociente intelectual o inteligencia tradicional (IQ) es solamente un 20% del total y que el 80% restante se encuentra en la inteligencia emocional (EQ), es decir, en el lado humano...y donde precisamente podemos encontrar el bienestar, la satisfacción, los momentos felices y el sentido de la vida.
Daniel Goleman ha escrito un libro que cualquier persona que tenga a su cargo personas debería leer: Inteligencia Emocional
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