Una de las teorías de motivación más conocidas y sencillas es la teoría que defiende que la mayoría de las personas mejoran su rendimiento y se sienten más satisfechas cuando se marcan un objetivo y trabajan para alcanzarlo. Esta teoría podría ocupar un libro entero pero voy a intentar exponer algunas de las ideas principales.
Esta teoría la han puesto en marcha muchas empresas: concesionarios de coches, compañías de seguros, grandas cadenas… El peligro de esta teoría es que si no se lleva a cabo con cuidado los efectos serán justamente los opuestos y las personas sufrirán estrés y se sentirán desmotivadas.
Por eso vamos a ver algunos de los aspectos más importantes a tener en cuenta para que el resultado sea positivo para la organización y las personas que en ella trabajan.
Los objetivos a alcanzar deben cumplir unos requisitos para ser eficaces. Comparemos estos 2 objetivos:
1. Quiero subir el margen de beneficio de mi empresa.
- Quiero subir el margen de beneficio de mi empresa en 3 puntos en los próximos 3 años. Para ello he diseñando un plan estratégico que contempla nuevas líneas de negocio A y B, nuevos programas para recabar información y reducción de gastos. Hay en marcha un plan de seguimiento paralelo al de implantación y habrá evaluaciones….
Muchos objetivos se quedan en objetivos porque no hay un plan detrás. Los objetivos deben ser específicos, medibles, alcanzables, realistas / interesantes, enmarcados en el tiempo
... pero lo más importante: los objetivos deben ser consensuados, acordados y deseados no sólo por el empresario sino por la organización en su conjunto.
Los objetivos impuestos suelen traer consigo una oposición frontal por parte de las personas más importantes en este proceso, las personas cuyo trabajo es alcanzarlos. Lo ideal es que los objetivos salgan de las personas involucradas en los diferentes niveles de la empresa. Si esto ocurre las posibilidades de éxitos serán mucho mayores que si son impuestos. Esto requiere confianza, comunicación y sobre todo buen clima laboral generado, en gran medida, por el compromiso y confianza que la empresa pone en sus empleados.
Los objetivos impuestos suelen traer consigo una oposición frontal por parte de las personas más importantes en este proceso, las personas cuyo trabajo es alcanzarlos. Lo ideal es que los objetivos salgan de las personas involucradas en los diferentes niveles de la empresa. Si esto ocurre las posibilidades de éxitos serán mucho mayores que si son impuestos. Esto requiere confianza, comunicación y sobre todo buen clima laboral generado, en gran medida, por el compromiso y confianza que la empresa pone en sus empleados.
Esta teoría de objetivos puede ser llevada a la práctica de forma eficaz con éxito empresarial y personal. Es decir, puede hacer que la empresa sea más competitiva y a la vez hacer que las personas que participan en ella disfruten de un desarrollo tanto personal como profesional: más satisfacción, mejores condiciones laborales, más autoestima, reconocimiento etc.
Pero también puede darse el caso de que la empresa resulte más competitiva pero los beneficios no lleguen a las personas. Si esto ocurre, posiblemente las consecuencias no serán neutras en la plantilla sino negativas ya que se pueden sentir utilizados, menospreciados y como consecuencia su motivación reducida.
Pero también puede darse el caso de que la empresa resulte más competitiva pero los beneficios no lleguen a las personas. Si esto ocurre, posiblemente las consecuencias no serán neutras en la plantilla sino negativas ya que se pueden sentir utilizados, menospreciados y como consecuencia su motivación reducida.
Si el éxito empresarial no fluye por las personas que participan en él, la empresa se convertirá en una organización de autómatas donde reinará un clima espeso y gris. Sin este flujo de energía el crecimiento será más difícil, especialmente el crecimiento personal por lo que posiblemente reine un mal ambiente y falta de ilusión. Al final la falta de crecimiento personal de los trabajadores repercutirá en el crecimiento empresarial de la organización de la misma manera que si se produce el crecimiento personal, este crecimiento influirá positivamente en el éxito empresarial.
También se puede dar el caso de que al poner en práctica la teoría de los objetivos no se obtengan beneficios empresariales. Esto puede ser por varias causas y será importante evaluarlas. Quizá las decisiones eran las correctas pero el resultado no el esperado por factores externos e imprevisibles en cuyo caso habrá que tener cuidado al evaluar el plan implantado y a las personas involucradas. Quizá las decisiones no hayan sido las correctas para obtener los objetivos establecidos. Si es así, habrá que evaluar el proceso para identificar dónde se ha tropezado y ver si es posible un nuevo intento una vez mejorado el plan de acción. Quizá el objetivo no era el correcto… El proceso de evaluación en cualquier caso es fundamental y será decisivo para tomar decisiones.
Los objetivos a alcanzar pueden estar a diferentes niveles. Pueden ser organizacionales, departamentales, grupales o individuales. Quizá lo interesante sea que haya objetivos en todos los niveles con el fin de que los objetivos organizacionales se alcancen a través de los objetivos de los diferentes niveles, o dicho de otra forma, para que cada uno ponga su granito de arena. En cualquier caso habrá que tener en cuenta que nadie sienta demasiada presión por una acumulación de objetivos ni por unos objetivos demasiado difíciles de alcanzar. Por otro lado, tampoco tiene efectos motivadores tener objetivos que se puedan cumplir sin un esfuerzo notable. Ese equilibrio entre alcanzable y esfuerzo es muy importante.
Un tema a tener en cuenta es el reconocimiento y la recompensa que obtendrán las personas implicadas en el cumplimiento de los objetivos.
Las posibilidades son casi infinitas y dependerán de los objetivos alcanzados. Pueden ir desde un ascenso hasta un reconocimiento verbal público por la labor realizada. En cualquier caso siempre tendrá que haber un reconocimiento, si es público mejor, y algún tipo de celebración sería aconsejable. Esta celebración puede ser una celebración en todas condiciones con comida, bebidas, música y espectáculo o simplemente un desayuno unpoco especial.
La celebración también puede ser simplemente verbal en forma de comunicado a la hora de una reunión o asamblea.
Lo importante es que se les otorgue el mérito que merecen a las personas involucradas. La recompensa habrá que fijarla antes de empezar el camino hacia los objetivos para que las personas no se sientan defraudadas cuando los alcancen. Deben saber de antemano si sacarán algo de ese proceso o si simplemente es su trabajo y la recompensa es mantenerlo.
A nivel personal, esta teoría también es aplicable. Muchas personas no pierden peso, ni ganan en calidad de vida, ni mejoran su vida personal porque no tienen un plan diseñado para llevarles a sus objetivos. Quizá porque carecen de objetivos en primer lugar. Por eso, el 1 de enero deberíamos decir “quiero perder 4 kilos en los próximos 3 meses con esta dieta…” o “quiero pasar de mi nivel pre-intermedio de inglés a nivel intermedio en 9 meses con este curso….”. El éxito está en gran medida en nuestras manos.
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