Una de las consecuencias de la crisis es que
las empresas prestamos más atención al consumidor y
hacemos un mayor esfuerzo por captar
más clientes lo cual nos hace ser más conscientes de este proceso y desarrollar nuevas estrategias. En esta entrada me voy a centrar en la atención al cliente, cuando tenemos al cliente delante de nosotros.
Tradicionalmente las ventas se llevaban a cabo por mensajes convincentes sobre las ventajas del producto o servicio en cuestión. Sin embargo, hoy en día ese estrategia no será suficiente debido, en gran medida, a la enorme cantidad de información de que ya dispone el cliente y de la sofisticación de los mercados.
Reflexionando sobre el proceso de venta, protocolos, atención al cliente y otros temas que rodean la labor comercial de mi empresa he identificado tres niveles a los que dirigir la venta:
- La venta emocional
- La venta sensorial
- La venta racional
1. La venta emocional
Las personas somos seres emocionales y, en
gran medida, las emociones marcan nuestras vidas, lo que somos, lo que hacemos,
con quien nos juntamos, lo que compramos. Hay estudios que aseguran que las compras se realizan
guiadas por las emociones en un porcentaje de hasta un 80%. La rutina también juega un papel muy importante. La primera pregunta clave será: ¿qué estrategias tenemos para
conquistar a nuestro cliente potencial a través de las emociones?
Dentro de esta estrategia podemos estudiar cómo personalizar la venta para que el cliente se sienta importante, que se
sienta valorado. Que se sienta único. Este es un objetivo ambicioso que marca una línea de trabajo que nos ayudará a desarrollar
protocolos y actuaciones más sofisticados.
Podemos dirigirnos al cliente por su nombre lo que significa que, de alguna forma no intrusiva, debemos conseguir esa información: Mi nombre es .... ¿te importaría decirme tu nombre?
Un lenguaje elaborado será esencial para conseguir esta meta ya que tendrá que estar dirigido a ese cliente en particular y no a todos en general. Gracias a Itínera, y más concretamente a Belén Laguna, soy más consciente de la importancia de las palabras llave, palabras cargadas de emociones: éxito, lograr, superar, confiar, explorar, participar... También debemos cuidar las preguntas e intentar hacer preguntas abiertas en vez de preguntas cerradas cuya respuesta es sí o no. No es lo mismo preguntar "¿Te parece bien?" que invita a un "sí" o "no" que "¿Qué te parece?" que invita que nos dé su opinión de forma más precisa y elaborada.
Personalizaremos nuestro mensaje haciendo ver al cliente que nuestra conversación no será la misma que tendremos con el siguiente cliente. Para ello, podemos hacer referencia a su experiencia personal, a las razones que le hacen comprar ese producto o servicio, hacer que sea él el centro de la conversación y nosotros los que giramos a su alrededor.
Activaremos la escucha y reaccionaremos con
comentarios a los mensajes que nos envíe. Por ejemplo, haremos preguntas para
indagar más en lo que nos quiere comunicar, y mostraremos interés por lo que nos dice. Mantendremos una conversación personal en el plano y contexto comercial.
El marketing ha evolucionado mucho en el terreno de las emociones hasta el punto de hablarse de marketing emocional y neuromarketing.
2. La venta sensorial
Por otro lado, las personas estamos en
contacto con el mundo a través de los sentidos: lo que vemos, oímos, olemos,
tocamos y saboreamos es parte de nuestro ser y nos influye, modifica y
condiciona. En este terreno también se ha avanzado mucho desde el punto de
vista del marketing. La segunda pregunta clave es ¿cómo potenciar la venta a través de los sentidos?
Sin duda, el sentido de la vista es uno de
los más importantes a tener en cuenta y nos puede ayudar mucho a asegurar la
venta.
Desde este punto de vista nos podemos
plantear si el cliente se puede sentir atraído por lo que ve, tanto si se trata
de una venta personal como on-line ya que en ambos casos el cliente tiene
delante a la persona o la herramienta que representa a la empresa, producto o
servicio.
Podemos ver si el entorno está ordenado, si
está limpio, si los colores transmiten sensaciones positivas, si el diseño y
las imágenes están cuidadas y son atractivas. Si hay armonía visual.
Es especialmente importante cuidar la imagen de marca ya que, de alguna manera, estamos plasmando nuestra esencia en una imagen que es transmitida al cerebro por el sentido de la vista.
También podemos evaluar el entorno desde el
oído ya que el sentido del oído es esencial también. Al oído llega información constantemente ya que no hay manera de cerrar el oído y dejar de escuchar a no ser que lo tapemos.
Cuidaremos la voz con la que
hablamos al cliente. Una voz firme pero suave con un volumen adecuado y una
entonación que enfatice las palabras importantes.
Un mensaje pausado que permita al cliente
procesar la información a medida que transcurre la conversación. Unas pausas en el momento oportuno favorecen también esta sintonía.
Es importante tener una conversación con el
cliente donde a través de preguntas nos acerquemos a lo que el cliente busca,
huyendo de la venta monologuista.
Reformular las ideas importantes sin hacerse reiterativo favorece los mensajes orales y a conectar con el cliente.
Cuidar, filtrar y eliminar si fuera necesario los sonidos que llegan al cliente alrededor de nosotros también debe ser tenido en cuenta: ruidos de fondo, música, tráfico, radios, televisiones o cualquier otro sonido que pueda favorecer o entorpecer la comunicación y, como consecuencia, esa venta. Por eso es tan importante mantener el teléfono móvil en silencio ya que puede ser un gran distractor.
Para favorecer la atención al cliente, y la venta, desde el punto de vista auditivo es recomendable atender al cliente en un espacio apropiado. Hay empresas, como tiendas de ropa joven, que hacen uso de la música para condicionar al cliente. Por el contrario, otras prefieren un entorno más silencioso, reservado y privado para proteger la intimidad del cliente.
En cuanto al sentido del olfato, sabemos que ha sido objeto de estudio por la fuerte influencia que tiene en nosotros y hay
una auténtica industria detrás de los aromas. Un olor es un ancla que nos transporta en el espacio y en tiempo. Este experimento de Dunkin Donuts
es un buen e interesante ejemplo.
Sin llegar a la sofisticación de Donkin
Donuts podemos ver si el lugar se encuentra ventilado, si la calidad del aire
es buena o si podemos utilizar un ambientador que estimule el cerebro del
cliente a través de la nariz.
El sentido del gusto puede tener un papel
crucial sobre todo en algunos sectores, como puede ser la restauración y
alimentación.
En un entorno de oficina quizá se pueda
estudiar la posibilidad de invitar al cliente a tomar un café o un refresco.
También quizá ofrecer caramelos de diferentes sabores para que el cliente
encuentre el que le estimula. Buscar un sabor que se identifique con la marca y potenciarlo entre los clientes puede ser una manera de aprovechar la influencia que el sentido del gusto puede tener en el cliente.
Por último podemos estudiar cómo llegar al
cliente a través del tacto. La idea sería permitirle tocar de alguna forma el
producto o servicio que queremos vender. En el caso de un servicio puede ser
más difícil pero puede haber maneras ingeniosas de llevarlo a la práctica. En
mi caso, que vendemos cursos de idiomas, quizá mostrarle y dejarle tocar el libro
de texto que utilizaría si comprara ese curso sería una forma de integrar el
sentido del tacto en la compra además del sentido de la vista.
Los sentidos son tan importantes a la hora de desarrollar la labor comercial que se habla de marketing sensorial.
3. La venta racional
Nuestra tercera venta será la venta
racional, es decir, la que empujará al cliente a realizar la compra llevado por
la razón.
Me da la impresión que tradicionalmente ésta ha sido la estrategia
más desarrollada y donde ha recaído la responsabilidad de la venta. Hoy en día
hay evidencia suficiente que indica que sólo con el razonamiento no
conquistaremos al cliente fácilmente. Eso no quiere decir que no sea importante
y no debamos prestarle atención pero esta venta racional será mucho más fácil si la trabajamos de forma integrada con la venta emocional y la sensorial. La pregunta clave sería ¿cómo potenciar la venta desde la razón?
Para ello podemos exponer argumentos coherentes y
convincentes, señalar las ventajas competitivas de nuestro producto o servicio,
las garantías que ofrecemos, es decir, hacer que el cliente confíe en lo que le
ofrecemos desde un punto de vista objetivo y se sienta seguro de su compra. Con
la venta racional queremos que el cliente pueda explicar a las personas de su entorno las
razones por las que ha realizado esta compra. Hay que tener cuidado porque la lógica y la razón puede ser diferente para cada persona.
Si conseguimos conquistar al cliente en el plano emocional, sensorial y racional las posibilidades de venta serán mayores.
Resumen
¿Cómo potenciar la venta desde las emociones?
¿Cómo potenciar la venta desde los sentidos?
¿Cómo potenciar la venta desde la razón?
Este triple planteamiento nos abre las puertas a la creatividad y a integrar en nuestros equipos a personas de perfiles diferentes: personas más sensibles, personas más detallistas y personas más analíticas. Las personas nos movemos en estos tres planos: todos sentimos, todos nos comunicamos con el mundo por los sentidos y todos razonamos, por lo que todas las personas que integran la empresa tienen algo que aportar.